PANORAMA DESOLADOR Y OBSCENO
Es muy posible que, como quien no quiere la cosa, como que aparentemente sin darse cuenta la ciudadanía, hayamos asistido en los pasados ocho días a uno de los conjuntos de despropósitos más alucinante del devenir sociopolítico en esta piel de toro. Claro que, visto lo visto, a uno no le sorprendería en absoluto que, al ritmo que vamos, estas vivencias y comportamientos en pocos días se vean superados. Pensamos que estamos todavía al inicio de la subida del puerto y este puerto es como de primera especial y a este paso el comportamiento de nuestros políticos lo va a situar fuera de categoría. Sencillamente como para echarse a temblar.
Pues bien, comenzamos esta gavilla de actuaciones con una sorpresa, por extraña que parezca en estos tiempos. Pudimos leer que el nuevo presidente francés Hollande y su equipo de Gobierno se bajaban el sueldo un 30%. Según parece esta era una promesa electoral del nuevo presidente y aunque la oposición se apresuro a tildar la medida de demagógica no deja de ser un gesto que en cualquier caso contrasta por estos lares acostumbrados a que en vez de bajarse el sueldo se lo suben un 33% y aquí nadie dé ningún tipo de explicación sobre cuánto y en razón de qué cobran algunos políticos lo que cobran sin ruborizarse lo más mínimo.
Sí, sí, aquí las explicaciones las mínimas, cuando no hay más remedio y de aquellas maneras. Explicaciones mínimas en los gobiernos, en las autonomías y en nuestros ayuntamientos. Explicaciones las mínimas y sustentadas en argumentaciones que rayan en la desfachatez. Contemplar cómo la futura ley de transparencia -en cuya participación, como se ha aireado a los cuatro vientos, han participado los ciudadanos que han querido- de entrada, según el texto del anteproyecto, no afectará a la Casa Real a pesar de que se reconoce que ha habido peticiones por parte de los ciudadanos en el sentido de que también afectase a la casa real, no es de recibo. Es más de lo mismo. Y claro tener que tragar con las explicaciones por parte del Ejecutivo de que la Casa Real no es una administración pública y para refrendar esta pueril argumentación poner como ejemplo “la monarquía británica como referente internacional de estas normas” a uno le parece sencillamente patético. Estamos donde estamos. Estamos en las circunstancias en las que estamos. Hemos vivido y estamos viviendo acontecimientos que emanan de la Casa Real que bueno…., sin comentarios. Estamos constantemente requeridos a hacer esfuerzos más allá de cualquier lógica y uno piensa que nos tratan un día sí y otro también como si fuésemos niños de corta edad a los que se les puede engañar con un “cállate niño que tú no sabes” y esto, además evidentemente, dicho de cualquier manera. Está claro pues, que el anteproyecto del Gobierno añade límites de acceso a la información en la Ley de Transparencia para muchos de nosotros difícilmente justificables. ¿De quién es el dinero que recibe de una u otra manera la Casa Real? ¿Acaso no es de todos los ciudadanos, del erario público? ¿O es que tal vez no nos hemos enterado todavía y ese dinero viene por alguna chimenea después de haber sido depositado por Papa Noel? Si es así dígasenos para que podamos salir de nuestra ignorancia. Aparentemente hacienda tendrá el poder de cesar a quien incumpla los planes de ajustes pero pensamos que esta ley de transparencia podía haberse llamado de cualquier otra manera menos de Transparencia.
Mientras tanto el mismo PP augura una “dolorosa” reforma del sector público reduciendo las plantillas de las administraciones y se prevén miles de despidos. El otro día Hacienda sacó adelante ajustes regionales por un importe de 18.349 millones (insisto de euros). Por otra parte uno no puede echar a un lado el hecho de que los recortes -ya históricos por su singularidad en décadas- del PP en Educación y Sanidad fuesen apoyados por UPN aunque el Sr. Salvador renunciase al turno de palabra -él sabrá por qué motivos- y aunque algunas de las medidas apoyadas en el Congreso pudieran invadir competencias de autogobierno. Contener el déficit a costa de la educación y la sanidad, lo diremos una vez más, pensamos no es el camino.
Y entre plato y plato, las comunidades de Madrid, Valencia y Castilla/León ahora vienen a decirnos que su déficit es superior al que dijeron en un primer momento – en algunos casos el doble – lo que hará que el déficit del país del año 2011 repunte por encima del 8,7% y por tanto por encima del 8,51% anunciado y comunicado a la Unión Europea. !!Toma credibilidad ¡¡. Que curioso que sean precisamente las comunidades señeras del PP las que de alguna manera socaven los planes del Gobierno. Sí, decimos socaven y de manera importante pues hasta ahora las motivaciones, los argumentos en los que ha basado el actual gobierno toda su política económica ha sido precisamente eso, en la situación del déficit y achacando esta situación a la ocultación de los datos de los anteriores inquilinos, léase el PSOE. Si mal no recordamos en el caso de las comunidades mencionadas eran los propios del PP los que antes también estaban gobernando. !! Toma ocultación ¡¡ Que eso, que se llevan el canto de un euro.
Al mismo tiempo mucho nos tememos que Hacienda no esté en vísperas de abrir la puerta al fraude en su proyecto de orden de amnistía fiscal planeando permitir el lavado de dinero en efectivo lo que facilitará evadir impuestos este año. Y claro, todo esto en plena campaña de declaración de la renta donde todo hijo de vecino, todo ciudadano normal, con una situación económica desgarradora y sin futuro en muchos casos, está “peleándose” con el fisco sin posibilidad de escapatoria.
Por eso entendemos que estamos en un panorama un tanto desolador e incluso obsceno. No nos cansaremos de demandar que en primer lugar al ciudadano hay que decirle la verdad y no engañarle como se le engaña una y otra vez y a partir de ahí que el electorado decida. No vale que primero decida y luego le cuento lo que quiero. Tampoco vale no le cuento la verdad y que decida. Que no nos vengan con cuentos de honestidad en las rectificaciones. Si cualquiera de nosotros, que somos abonados de tercera o cuarta fila a la política con nuestro simple discurso ciudadano, podíamos sospechar qué iban a hacer, imagínese el personal si no sabrían ellos que estaban en el poder lo que había y qué iban a hacer.
Uno piensa que nos esperan tiempos muy duros y cada día que transcurre más convencido estamos de ello. Seguimos pensando que de la actitud y coherencia de la ciudadanía depende también lo que llegue al poder y quienes lleguen. Seguimos pensando que siempre, pero sobre todo en momentos tan difíciles como estos, hay que preguntarle al pueblo, el único soberano. Hay que revisar muchas cosas e incluso el poder otorgado a los partidos políticos y la función social que están jugando o dejando de jugar. Ahí está el reto para salir de la crisis de una forma democrática. Que cada uno asuma su responsabilidad. No vale el “yo decido sin dar explicaciones” y solamente cuando me enmiendan la plana y veo que esa decisión puede ser revocada, democráticamente por supuesto, busco toda clase de argumentos justificativos de aquella decisión que tomé sin ningún tipo de comunicación ni explicación de los porqués a la ciudadanía. Eso no es democracia. Eso es ampararse en el oscurantismo y esperar a ver si vale y pasa.
Lo dicho, panorama desolador y obsceno.
José Luis Ochoa