PENSIONES
MENTIRAS Y VERDADES
Mucho se ha escrito y más que se
ha de escribir y polemizar sobre el tema de las pensiones. Es evidente que el
asunto de las pensiones está, lo mismo que otros muchos, impregnado diariamente
de mentiras, promesas incumplidas, frustraciones y desengaños. Hemos pasado,
por obra y gracia de los engañadores políticos de turno, del "las
pensiones son intocables" al inminente recorte previsto de las susodichas,
apenas acabe este verano recién comenzado, pasando por el deterioro constante
desde hace meses, con unas subidas que no son tales, y que han dejado las
escuálidas pensiones con un poder adquisitivo mucho más reducido de lo que la
mayoría de los pensionistas son conscientes. Y lo grave de todo esto es que se
ha producido, se está produciendo y se producirá sustentado en la mentira y en el
engaño descarado.
Existe hoy en día la idea un
tanto generalizada y, lo que es más grave, asumida cada día más por el personal,
de que el sistema público de pensiones ya no es sostenible. Se nos dice que el
aumento de la población anciana y la disminución del número de jóvenes lo hacen
insostenible. Pues bien, hay algunos hechos que en este tema de las pensiones convendría
reseñar antes de nada y con total rotundidad. En primer lugar nuestras pensiones
se pagan de la caja de la Seguridad Social. Esta caja se nutre del dinero que
recibe por las cotizaciones de la gente que trabaja. Por tanto, por una parte
es cierto que la sostenibilidad de las pensiones depende fundamentalmente del
número de cotizantes, es decir, de lo que pagan quienes trabajan y también, no
lo olvidemos, de lo que ganan (la cantidad de pasta que reciben) quienes
trabajan. Igualmente es un hecho, y ahí están las cifras, que en este país cada
día hay más paro y cada día se gana menos por el trabajo realizado. Es cierto
pues que estos hechos están cuestionado el futuro de las pensiones y no tanto
el tema de lo que se ha dado en llamar la transición demográfica. Aquí hay
jóvenes que quieren trabajar y no pueden y hay trabajadores que cada día cobran
menos por lo que trabajan.
Por otra parte consideramos
igualmente evidente que son las mismas instituciones, léase fundamentalmente la
banca, las que, después de contribuir de manera determinante a la creación de
la crisis, recesión, etc., ahora más están empujando a extender la idea dogmática
de la inviabilidad de las pensiones tal y como están concebidas actualmente.
Como refrendo a lo que decimos, baste nombrar la comisión de expertos que el
señor Rajoy se ha sacado de la manga, y que viendo su procedencia de los
miembros que la componen ya podemos suspirar para que "dios nos coja
confesados".
Estamos instalados en un
neoliberalismo atroz y cuando los gobiernos de turno, los estados, etc. etc. colocan
bajo el manto del dios mercado el presente
y el futuro de los pueblos, de las naciones, las consecuencias están más que
cantadas, son más que predecibles. El neoliberalismo convierte a los sistemas
representativos en un totalitarismo mercantil aunque estos sistemas se sigan
denominado, con todo el descaro del mundo, estados de derecho y estados
democráticos.
Una vez más esta campaña
perfectamente orquestada sobre la inviabilidad de las pensiones está empujada
por los mismos que presionan de manera insaciable con las políticas de
austeridad que ya vemos a donde nos están llevando. Creo que es del 2008 un
informe de la Comisión Europea en el que se decía que esté país por motivo del
crecimiento demográfico debería gastarse en el pago de las pensiones en el año
2060 -estamos en el 2013- el 15% del Producto Interior Bruto, lo cual pensaban
era insostenible. Estos argumentos se han repetido hasta la saciedad. Se han
repetido hasta conseguir grabar en la población a fuego, incluso en gran cantidad
de los burlados pensionistas, la inviabilidad de las pensiones. Los
pensionistas viven con miedo. Ya no extrañamos
escuchar "si no hay más remedio.....", "nuestros hijos no
cobraran la pensión", etc. etc. Incluso la misma juventud da por sentado
que así será, es decir que para cuando ellos lleguen no existirán pensiones. Pues
mira por donde, hay países de la Europa de los quince que ya ahora se gastan el
15% del PIB y muchos de ellos se gastan en pensiones mucho más que lo que se
gasta en esta piel de toro y no están hundidos en la miseria. Aquí hay un grave
error o un gran engaño cuando nos machacan con la insostenibilidad del sistema
de pensiones y no nos dicen nada del aumento de la productividad. Hay un grave
error o un gran engaño cuando no nos dicen nada de las prioridades. Porque sí,
sí, estos dos parámetros son esenciales para explicar el engaño que supone
afirmar que el sistema de pensiones actual es insostenible.
Recuerdo que hace pocos días, no
sé en qué medio de comunicación era, ponían el ejemplo de la agricultura. No sé
exactamente en este momento qué porcentaje de la población activa trabaja en el
campo. En mi pueblo muchísimos menos de los que lo hacían hace unos cuantos
años. Entiendo que no nos equivocaremos demasiado si afirmamos que en este país
en este momento será la decima parte que hace unos lustros la gente que
"vive" de la agricultura. Pues bien imaginémonos el ridículo que
hubiese hecho un economista que en aquellos años en los que el porcentaje de
población que trabajaba en el campo era mucho mayor hubiese afirmado que como
se iban a dedicar a la agricultura muchísima menos gente no se iban a producir
alimentos suficientes y nos íbamos a morir de hambre. Pues no ha ocurrido así y
a los hechos me remito. Trabajando menos gente en el campo se produce más. Más
maquinaria, mejores semillas, etc. etc. Eso es la productividad, eso es
aumentar la productividad y eso es garantía de futuro. Otra cosa muy distinta
es cómo se distribuye lo producido y cómo se distribuyen las cargas, todas, también
las impositivas, que son las que ayudan a llenar el saco de donde han de salir
las pensiones.
El problema de las pensiones es
el desequilibrio que se está dando entre la rentas del capital y las rentas del
trabajo. Llevamos lustros aumentando y primando desde el poder las rentas del
capital a costa de las rentas del trabajo por mandato de este neoliberalismo a
ultranza instalado, abonado y conducido por gobiernos que, sean del signo que
sean, se turnan en el quehacer de lacayos como si fuesen esclavos porque ellos
mismos y sus amigos sacan inconmensurables tajadas económicas de ese
comportamiento sumiso y les sale por una friolera lo que le ocurra al pueblo
liso y llano y en este caso a los pensionistas excepto a la hora de depositar
la papeletita cada cuatro años. Bueno, para cuando lleguen las próximas elecciones
ya se inventaran alguna otra patraña, algún otro engaño para llenar las urnas
de papeletas incluso de los maltratados pensionistas apoyándoles.
Aquí hay un problema de
prioridades. Aquí cuando la sostenibilidad de la Banca - no olvidemos privada- ,
por la mala gestión realizada por los propios banqueros, está en peligro se
acude a rescatarla con el dinero de todos, incluido el de los pensionistas,
entregándole miles de millones de euros. Pero cuando el sistema de pensiones
tiene problemas, fundamentalmente porque están implementando un neoliberalismo
recalcitrante que permite el crecimiento sin límite de las rentas del capital a
costa de las rentas del trabajo, no se les ocurre mejor cosa que meter
directamente la mano en los bolsillos de los nueve millones de pensionistas.
Manejan los medios de
comunicación de tal manera e insisten con tanto descaro y tan machaconamente en
la insostenibilidad del sistema de pensiones que nos están haciendo creer que
las grandes mentiras son grandes verdades y, en definitiva, intentan que
comulguemos con ruedas de molino. Lo malo es que a veces lo consiguen y
mientras tanto el fraude en este país diez puntos por encima de la media
europea.
José Luis Ochoa