MIEDO,
SILENCIO Y ¿PASOTISMO?
Recuerdo que no llevaríamos más
de tres meses de legislatura como concejales del ayuntamiento de mi pueblo y
tuve ocasión de participar en una reunión de cargos electos no adscritos a
partidos políticos. Nunca he militado en ninguno de ellos ni intención que
tengo. Aquella reunión no dio demasiado de si en las distintas exposiciones habidas
exceptuando los comentarios posteriores y el dialogo que se entablo al
finalizar la charla. Durante el coloquio en una de mis intervenciones recuerdo
que manifesté que desde mi punto de vista lo más grave, lo más preocupante para
la subsistencia de la democracia municipal en nuestros pueblos era el miedo, el
silencio e incluso tal vez el pasotismo de los ciudadanos para los que, a
veces, parece que lo que su ayuntamiento hace o deja de hacer no va con ellos.
Pues bien ya han pasado bastantes meses de aquella reunión y tan es así que
estamos a las puertas de dar por finiquitada esta legislatura. Despues de
aquella reunión he tenido ocasión durante estos ya casi cuatro años de asistir
a distintas reuniones más o menos informales, de entablar conversación con
cantidad de personas dedicadas a la política de manera cuasi profesional, de
dialogar con miembros de otras corporaciones y algunos de ellos, que incluso
estuvieron en aquella primera reunión, en más de una ocasión me han recordado
aquella afirmación que realice por lo visto con bastante rotundidad y
vehemencia al tiempo que criticaba el hecho de que a los partidos políticos al
uso no les preocupaba esa desafección de la ciudadanía, sobre todo en nuestros
pueblos respecto a todo tipo de actividad político-municipal, y no hacían nada
para que esto cambiase. Mas bien, al contrario, se escudaban en las leyes de
dudosa patina democrática para actuar en los ayuntamientos con obscurantismo de
cara a los ciudadanos por lo menos hasta que pasados tres años y medio de la
legislatura comenzasen a pensar que había que iniciar las sesiones de largas
cambiadas inaugurando obras, gastándose lo que no está en los escritos en
festejos, etc. etc. pues había que pedir de nuevo los votos a los vecinos para
intentar seguir montados en el machito por otra larga temporada, durante otra
legislatura.
Han pasado pues, como digo, casi
cuatro años de legislatura y me da la sensación que las cosas no han cambiado
demasiado. Cuatro años en un ayuntamiento son cortos y son largos. Son muchas
las vivencias, los comentarios, las reuniones que acontecen durante esos cuatro
años. Pero sobre todo cuatro años son más que suficientes para darse uno cuenta
de porqué pasan las cosas que pasan en
nuestros ayuntamientos sin que los vecinos digan esta boca es mía. Uno que ha
tenido ocasión de hablar y explicar frecuentemente a sus convecinos cómo se
enfocaban, como se encaraban los temas, quien o quienes y por qué motivos toman
unas determinadas decisiones debo reconocer que hoy estoy más convencido que
hace cuatro años que lo que nos sobra es miedo. Miedo a poner mi nombre y mi
firma para reclamar algo que creemos es justo e incluso algo que nos pertenece
sencillamente porque los alcaldes de turno y quienes les apoyan cuando se
gastan los dineros en actuaciones, obras, etc., a veces más que sospechosas sin
consultar a los vecinos y que hipotecan a generaciones futuras, se gastan el
dinero de todos. Hay miedo a poner una firma a dar nuestra opinión, miedo
a........ Ese miedo nos lleva a guardar silencio constantemente, excepto cuando
nos acercamos a la chita callando al concejal con el que tenemos confianza y
que sabemos nos va a dar todas las explicaciones y le preguntamos cómo ha ido
tal o cual tema e incluso nos atrevemos a darle nuestra opinión. Esto es hoy
más preocupante que ayer si cabe. Y es más preocupante porque uno comienza a
vislumbrar una especie de pasotismo en la ciudadanía, en los vecinos, de desafección de la política que llaman, y en
definitiva de despreocupación por cuanto acontece en la vida municipal de nuestros pueblos por
parte de quienes deberían ser el motor y el empuje para que las cosas cambien
por poseer la fuerza de la juventud, por tener intereses importantes en juego, porque en parte en ello les va su
futuro, etc. Y por otra parte está claro que cuando alguien
o alguienes no toman las riendas de su casa, de su pueblo, otros de fuera vendrán
( en nuestro caso ya hace tiempo que vinieron y todavía no se han ido) y
tomaran esas riendas y para cuando nos descuidemos habrán cambiado la dirección
de los jamelgos hacia donde a ellos les interesa. Esto entiendo es
particularmente preocupante con unas elecciones municipales a la vuelta de la
esquina. Uno hasta llega a entender o por lo menos a explicarse esta postura de
un poco pasotas cuando hablamos de la política nacional, e incluso cuando nos referimos a la política regional,
pero cuando lo que nos jugamos es lo que ocurre o puede ocurrir en nuestras
propias narices, sencillamente me preocupa.
Yo a menudo suelo cabrearme para
mis adentros cuando veo como se manipula informativamente al personal en este
tiempo de elecciones con más virulencia si cabe que en tiempo normal, que ya es
decir. Es cierto que la política de este país con la corrupción diaria y la
cara dura de los políticos, el funcionamiento de la justicia, los recortes,
etc. nos ha empujado a "pasar del rollo" , pero no podemos ceder. Si
cedemos estamos muertos socialmente y en cuanto nos descuidemos estamos condenados a comenzar a conquistar lo que quienes nos precedieron conquistaron para nosotros con sudores y luchas no precisamente placenteras. En cuanto nos descuidemos, si no reaccionamos, estamos condenados a repetir la historia de nuestros pueblos con todas sus miserias pasadas incluidas. No podemos admitir que quienes están pringaos hasta
las cachas de corrupción, eres, obscurantismos, etc. etc. nos pretendan dar
lecciones de honestidad y nos traten como si fuésemos personas que no recuerdan
nada de lo que nos han hecho, nos están haciendo y nos van a seguir haciendo si
les dejamos. A veces a uno le da la sensación que nos tratan como si fuésemos personas afectadas por alguna de
esas terribles enfermedades que perturban la mente y la memoria de los
mortales. Yo personalmente no me olvido de cuantas actuaciones quienes nos
gobiernan en los distintos ámbitos han tenido contrarias a la democracia, a la
honestidad, a los pensionistas, a los enfermos, a los estudiantes, etc. etc. con
sus recortes, poniendo trabas informativas en todo momento y viviendo en la cénaga del obscurantismo. Tal vez poco
más que negarles nuestro voto es su momento podemos hacer desde nuestros pueblos, es
cierto, a los políticos de "alta alcurnia". Sin embargo en mi pueblo,
en mi municipio sí que puedo hacer muchas más cosas y sobre todo lo que podemos
y debemos hacer es perder el miedo, dejar de guardar silencio y huir del
pasotismo como de la peste.
Si es cierto que el obscurantismo
y la corrupción para la democracia son como la carcoma para la madera, es decir que en cuanto nos descuidamos ya no existe, no es
menos cierto, desde nuestro punto de vista, que el pasotismo en nuestros
pueblos nos puede estar llevando al abismo de la contra-actividad municipal y
como consecuencia ineludible a hacer de ellos, de nuestros pueblos, lugares
donde vivir nuestros descendientes lo vean como un castigo.
Es necesario y urgente vencer el
miedo, hablar y decir lo que pensamos, lo que opinamos y, sobre todo, es
ineludible huir del pasotismo como de la peste.
José Luis Ochoa