ETIQUETAS
Y PEGATINAS
En diversas ocasiones y en
distintos foros he mantenido con frecuencia que lo de etiquetar a las personas
con gran facilidad y la mayoría de las veces sin argumentos es algo bastante
habitual en esta sociedad en la que nos movemos. En particular en los pueblos
pequeños es bastante más frecuente catalogar el pensamiento de alguien por
equivalencia con la idea que se tiene de
las personas con las que uno de una u otra manera se relaciona aunque esta
relación sea esporádica. Basta que el personal te vea hablar con alguien al que
consideramos de derechas o de izquierdas para automáticamente colocarte en las
derechas o en las izquierdas y este suele ser
el argumento supremo y único las más de las veces.
Claro, si a esto añadimos el
interés que alguien por motivos puramente de desacreditación o de
posicionamiento frentista pueda tener sin perder nunca de vista su principal
objetivo de sacar tajada para si mismo
al final de esta actuación, la confusión de la ciudadanía ya es total máxime
si esta o estas personas se rodean de palmeros que sin tener el menor
planteamiento crítico y de contrastación de lo que el susodicho o susodichos
manifiestan el lio, en cuanto a opiniones sobre las personas con etiquetas y
pegatinas que les asignamos totalmente alejadas de la realidad, ya lo tenemos
garantizado.
Por otra parte tampoco es
cuestión de que uno este constantemente y diariamente manifestando sus
pensamientos en un sentido o en otro. Somos de los que mantenemos que el juicio
y asignación de apelativos de derechas o izquierdas es algo bastante
trasnochado y para uno despues de analizar la realidad del día a día ambos
apelativos no van mucho más allá de una terminología que a veces utilizamos
para expresar pareceres sobre todo sobre actuaciones concretas. Hoy día y sobre
todo quienes nunca hemos militado en partido político alguno, ni intención que
tenemos, preferimos posicionar a las
personas dentro o fuera de la honestidad, dentro o fuera del funcionamiento
democrático, etc. Por eso cuando analizamos actuaciones de las personas si las
consideramos dentro de la honestidad, dentro del comportamiento democrático decimos que esa persona es
honesta, que esa persona es democrática, etc. Por eso no me duelen prendas
reconocer que a veces cuando uno va a depositar la papeleta en una votación
opta por la opción menos mala pues corrupción, deshonestidad, falta de
democracia, etc. la estamos viendo constantemente en partidos de derechas, de
izquierdas, de centro, etc. Entonces como no somos palmeros de ninguno de
ellos, ni con ninguno de ellos tenemos ningún compromiso apoyamos en cada
momento al que nos parece menos deshonesto, menos antidemocrático, etc. En
definitiva el mal menor.
Luego, como insinuaba al
principio, sobretodo en pueblos pequeños como el mío, viene el "juez de
turno" y en menos que canta un gallo te añade su propia pegatina encima de
la etiqueta sencillamente porque te ha visto saludando a fulanito de tal con el
que el juez de turno, léase vecino o vecina, no se lleva demasiado bien. Craso
error. A las personas hay que juzgarlas fundamentalmente por lo que hacen y por
cómo lo hacen. Recuerdo que hace años me decía un amigo que milito muchos años
en un partido político hasta que falleció, mira José Luis, mientras esta sociedad
no consiga y sobre todo en los pueblos, donde nos conocemos todos y sabemos de
qué pie cojeamos cada uno de nosotros, actuar de otra manera estaremos lejos de
lo que yo entiendo como una verdadera democracia con la que sueño. Mientras no nos planteemos a la hora de elegir a
nuestros alcaldes, concejales, etc. apoyar y votar a quienes seriamos capaces
de dejar durante un tiempo la administración de nuestra propia casa, la
democracia municipal y por ende la democracia como honestidad estaremos muy
lejos de conseguirla.
Llevábamos apenas dos meses en
el ayuntamiento y recibí una llamada de un amigo de un abogado para transmitirme
una conversación que había presenciado entre dos abogados, uno su amigo y
otro bastante conocido por estos lares
en la que uno de ellos nos había posicionado a nosotros concejales de Unidos
por Allo - UPA como un grupo en la más pura derecha. En aquel momento entendí
perfectamente cuál era la etiqueta que tenía como objetivo colocarnos el
susodicho personaje y que era lo que machaconamente iría repitiendo a sus
palmeros para conseguir calase en el personal tan disparatada idea. Y no me
equivoque pegatina tras pegatina se nos han ido colocando durante toda la
legislatura.
Yo no sé porqué a veces le cuesta a la
ciudadanía tanto analizar a las personas por lo que hacen, por cómo lo hacen y
si son honestas y democráticas o no. Entendemos que esa debería ser
fundamentalmente la vara de medir, los parámetros con los que juzgar las
actuaciones de los demás. Si lo hiciésemos así otro pelo nos correría. Por eso
pensamos que mientras nos dediquemos a colocar etiquetas y pegatinas al
personal o a admitir como buenas las que otras personas colocan estaremos
sirviendo a intereses particulares para quienes la comunidad y los valores e
intereses de la mayoría de los vecinos les traen al pairo.
Aqui las únicas etiquetas y
pegatinas que son válidas son las que emanan del análisis del qué hacen, del
cómo lo hacen, de porqué lo hacen. Las únicas etiquetas válidas son las que
soportan el test de la honestidad, de la democracia adobada con la
transparencia informativa sin subterfugios ni trampas.
Mientras alimentemos otro
tipo de etiquetas y pegatinas diseñadas por quienes tienen unos objetivos
socialmente obscenos estamos equivocando el camino, estamos haciendo un flaco
favor a nuestra sociedad, a nuestro pueblo.
José Luis Ochoa