lunes, 18 de abril de 2011

ABRIENDO VENTANAS

ABRIENDO VENTANAS
Como ya es sabido, estamos inmersos en plena preparación de la candidatura para las próximas elecciones a concejales del día 22 de mayo. De hecho, ya está inscrita la candidatura con el nombre de Unidos por Allo. Pues bien,esta realidad, como no podía ser de otra manera, ha generado desde ya hace algunas fechas, ese runruneo, ese constante preguntar -mas bien con voz baja, como a hurtadillas- sobre quién más se presenta, sobre quiénes van en las distintas listas, etc. Igualmente esta situación ha generado que de una manera, tal vez, más quisquillosa que de costumbre, el personal analice y sobre todo juzgue el posicionamiento de uno en función de con quien habla o deja de hablar, de con quien ó quienes se toma un vino o se lo deja de tomar, etc. Etiquetadores de pacotilla los llamo yo con simpatía por la relación que me une con muchos de ellos. A uno lo ven hablando con alguien que posiblemente se va a presentar en otra lista y la conclusión inmediata de los etiquetadores de turno: “ya están pactando algo, ya están tramando algo, ya....”. Lo ven a uno tomando unos vinos con alguien que pertenece a una formación política o que juzgan que piensa de una determinada manera, y ya lo están etiquetando de igual manera que los acompañantes. Pues, amigos etiquetadores sencillamente se equivocan. ¿Hay algo más normal en democracia, sea periodo electoral o no, que hablar y relacionarse con quien uno desee y tenga a bien, piense como piense la otra persona?
     Acaban de celebrarse las elecciones a rector de la UPNA para otros cuatro años y día tras día hemos estado viendo como en la prensa aparecían juntos los dos candidatos a dirigir la universidad pública. En estos momentos en que los votos (ejercicio de la democracia) han dado a uno ganador y otro perdedor, no me los imagino ni anteayer ni hoy después del enfrentamiento democrático mirando alrededor para ver quien está observando antes de hablar o no hablar entre ellos.
     Por mi parte siempre he dicho a todo el que me ha querido oír, que ni pertenezco ni jamás he pertenecido a partido político alguno, ni intención que tengo de hacerlo. Algún día plasmaré mi opinión sobre los partidos políticos al uso.
     Respeto y respetaré a toda persona honesta, milite en el partido político que milite. De hecho tengo no pocos conocidos y amigos -sí amigos- pertenecientes a todo el espectro político del momento.
     ¿Y lo de derechas o de izquierdas?. Hace algunos días escribía: “derechas o izquierdas, que más da”. Si, pues también ha habido alguien que me ha posicionado en uno de esos términos. Le agradecí me lo dijese a mi directamente pues al margen de la relación que nos une, nos dio pie para continuar nuestra conversación largamente y de manera muy interesante.
     Suelo decir que yo no soy ni de derechas ni de centro ni de izquierdas o, si se prefiere, que soy de izquierdas, de centro y de derecha. Que cómo es esto; pues muy fácil. Siempre me he definido como un demócrata independiente amante de la libertad y enamorado de mi pueblo de Allo. Demócrata con todas las consecuencias, independiente (realmente independiente, no solo de palabra, pues parece que queda mejor en algunas circunstancias poner que uno es independiente) de partidos políticos y defensor de la libertad con el único limite puesto en el comienzo del derecho del otro, dispuesto en cualquier momento a pelear para que mi pueblo progrese, avance, abandone su larga noche de la crispación, etc.
     Si esto es ser de derechas, de centro o de izquierdas, pues coloquenme donde ustedes quieran, etiquetadores del momento. Hace tiempo que para mi los términos derecha, izquierda, etc dejaron de tener contenido. Son simples palabras que para entendernos en nuestras conversaciones en alguna ocasión tal vez todavía sirvan. A uno le interesan los contenidos, le interesa conocer los contenidos, analizar lo que hacen o dejan de hacer las personas. Además, con la que está cayendo de corrupción, etc: ¿qué más da la derecha o la izquierda?.
     Por las obras, por las obras y sobre todo por las obras se conocen a las personas. Por lo que hacen o dejan de hacer deberíamos juzgar a las personas. Por eso deberíamos analizarlas, etiquetarlas y apoyarles o volverles la espalda haciendo uso de la democracia.
     La democracia es lo suficientemente grande, lo suficientemente importante y tan necesaria para el progreso imparable y seguro de nuestros pueblos, que no podemos esconderla, ni minimizarla, ni simplificarla, ni encerrarla en nosotros mismos con un simple comentario.
     Es necesario que abramos las ventanas de nuestra mente y entendamos que la democracia es dialogo, es confrontación de ideas, es participación, es...... pues eso, otra manera de hacer las cosas abriendo las ventanas.
José Luis Ochoa