miércoles, 25 de enero de 2012

LOS OTROS DEFICITS

LOS OTROS DEFICITS
El otro día escribía sobre el déficit económico y afirmaba que desde mi punto de vista era algo que nuestros regidores del momento estaban utilizando como coartada para hacer recortes y más recortes que principalmente íbamos a pagar los de siempre. Igualmente sostenía que estableciendo la reducción del déficit económico  -ahora lo llaman público- como panacea de la solución de todos los males que nos aquejan no iban a solucionar ni el problema del paro ni otras muchas cosas.
Pues bien, al final de mi escrito, afirmaba que yo sigo creyendo que hay otros déficits mucho más dañinos para la ciudadanía como son el déficit democrático y el déficit ideológico. Déficit ideológico que para mí es consecuencia directa de no asumir, por parte de los ciudadanos, que la democracia es algo que hay que conquistar todos los días en el lugar que a cada uno de nosotros nos toque estar gastando estos días de nuestra existencia. El déficit ideológico es consecuencia las más de las veces de esa falta de información y transparencia que, en la mayoría de los casos, quienes ostentan el poder tienen como línea de comportamiento día tras día. Mientras entendamos que la democracia consiste en ir a votar cada cuatro años después de habernos sulfatado con promesas incumplibles, vamos malamente. Por eso me cuesta entender, cuando una vez vistos los resultados después de unas elecciones, si la opción que hemos apoyado no ha conseguido los apoyos suficientes para gobernar, alguien comenta “cuatro años otra vez perdidos”. Yo me niego a resignarme de esta manera.
Hace ya algún tiempo escribía en este blog sobre el déficit democrático. No me voy a extender en este momento sobre este contenido concreto pero no puedo menos de volver a insistir en algunas ideas. Ya han pasado varios meses desde que hacía aquellas anotaciones y hoy debo decir, con más fuerza si cabe, que en gran medida el hecho de que siga existiendo e incluso vaya en aumento esta situación de déficit democrático en gran medida depende de todos y cada uno de nosotros. He dicho y repetiré hasta la saciedad que la democracia sin información puntual, objetiva y amplia al ciudadano hecha de manera inteligible será legal pero no es democracia  en el amplio sentido de la palabra. Por lo menos desde mi punto de vista no es la democracia que necesitamos. Y no es la democracia que necesitamos porque el hecho de que se nos hurte información constantemente nos lleva a donde estamos viendo día sí y día también. Hemos defendido una y otra vez que la democracia es la barrera infranqueable para todos los desalmados que utilizan el poder para beneficio propio y de sus secuaces. Cuando no hay información, es decir cuando el ciudadano está instalado en la desinformación, consentida o no, les es mucho más fácil a los que gobiernan tomar las decisiones que quieran y el ciudadano se entera de las consecuencias cuando esta el desaguisado hecho.
Pongamos un ejemplo. Imaginemos un gobierno, una autonomía, un ayuntamiento, etc. que apenas proporciona información a los ciudadanos. Es decir, el ciudadano no sabe ni si hay dinero ni si no lo hay en las arcas públicas. No sabe cuánto cuesta aquello que el gobernante de turno decide hacer. No tiene ni idea de cuánto ingresa su gobierno, su autonomía o su ayuntamiento, ni en concepto de qué lo hace. De una u otra manera el ciudadano está esperando que pasen los cuatro años para volver a votar y mientras va pagando religiosamente cuantos impuestos, contribuciones etc. se le demandan. Y de buenas a primeras llega un día que no hay dinero para pagar aquellos servicios que mal que bien se iban recibiendo. O simplemente observamos que se da prioridad a algo que no tiene apenas valor para los ciudadanos y se descuida otra serie de servicios que sí lo tienen. O nos enteramos que se han estado pagando facturas a personajes por servicios innecesarios o simplemente por servicios no proporcionados.
Pues bien, la mayoría de las veces esto se produce por desidia del ciudadano y sobre todo por ese déficit de ideología democrática que se da en quienes nos gobiernan desde las distintas zonas de poder (gobiernos, autonomías, ayuntamientos, etc.) y nosotros no somos capaces de zarandearles constantemente exigiéndoles que nos digan, nos informen de lo que hay y de lo que deja de haber.
Por eso para nosotros, lo hemos repetido hasta la saciedad, la única forma de reducir rápidamente estos déficits es reclamando información a quienes nos gobiernan. Reclamando una información clara, entendible para la mayoría de los ciudadanos y frecuente de cuanto acontece y de los porqués en las distintas administraciones de gobierno cuyas decisiones nos afectan tremendamente para nuestras existencias.
En este momento en concreto, en nuestro ayuntamiento ya van siendo unas cuantas veces que desde UPA hemos pedido al máximo regidor de cada momento la puesta en marcha de un boletín informativo municipal que con una frecuencia suficiente se hiciese llegar a todos los vecinos informándoles de cuanto acontece en la vida municipal. Hemos demandado constantemente este boletín en el que tuviesen participación todos los grupos municipales que componen actualmente la corporación y que asi lo deseasen. Hasta el momento no hemos encontrado demasiado entusiasmo por parte de la máxima autoridad municipal y permanecemos a la espera. Desconocemos los motivos para esta falta de entusiasmo pero para nosotros denota, de entrada, un déficit de ideología democrática.
En esta misma línea pedimos se pusiese al día la página web municipal para  este mismo cometido de informar a los vecinos. Parece que tampoco les entusiasma demasiado la idea.
Por nuestra parte seguiremos insistiendo y mientras tanto aplaudiéremos cuantas iniciativas se pongan en práctica con el fin de informar a los ciudadanos. Y lo haremos aunque estas iniciativas percibamos se hayan puesto en práctica tal vez, un poco para salvar la papeleta, de manera timorata e incompleta e incluso a veces con insuficiencias informativas importantes.
Por eso mientras estos temas se van retrasando, denunciaremos la existencia de esos otros déficits que desde nuestro punto de vista  afectan a la vida de los ciudadanos tanto y más que el  cacareado déficit económico, coartada frecuente para justificar los recortes actuales y de los próximos en llegar.
José Luis Ochoa