sábado, 30 de junio de 2012

DERECHO A NO SER Y DERECHO A ESTAR

DERECHO A NO SER Y DERECHO  A ESTAR
A veces así como se miden las cucharadas de azúcar que se echan en el café, uno debe saber qué cosas cuenta, cuándo las cuenta y a quien se las cuenta. Por eso alguna vez estamos de acuerdo con aquello de que “no hay mejor palabra que la que está por decir”. Bien es verdad que si esto último fuese siempre cierto pensamos que sería tremendamente complicado hacer avanzar la democracia basada en la información y en la comunicación puntual, exhaustiva y lo más objetiva posible. Pero sería bueno que midiésemos las cucharadas de azúcar.
Hoy aparece en la prensa que el Congreso de los diputados, casi por unanimidad, apoya reducir el 20% de las ayudas del Estado a los partidos políticos. Izquierda Unida se abstuvo por considerar la norma insuficiente y Amaiur se opuso. No voy a desmenuzar el contenido de la norma que ha quedado lista para su pase (uno se imagina que sin apenas cambios) por el Senado para ser aprobada definitivamente. No obstante dos matices. Primero que nos vendan a los ciudadanos de a pie este hecho como un ejercicio supremo de transparencia y austeridad por parte de los diputados y por ende de los partidos políticos nos parece sencillamente una desfachatez. ¿No sería bastante más honesto publicitar a los cuatro vientos cuanto han recibido del Estado todos y cada uno de los partidos políticos que son o han sido (sí,  los mismos que nos han llevado en gran medida a la situación en la que estamos) y nos dijesen qué bancos y cuánto de su deuda les han perdonado? Y en segundo lugar, la nueva norma sigue dejando amplias puertas de garaje, que no peatonales, abiertas para la ocultación de datos del dinero que reciben por un concepto o por otro los partidos politicos. ¿Decir que es un ahorro de 30 millones qué es decir cuando estamos escuchando cada minuto hablar de miles de millones? Se les  prohíbe a los bancos condonar deudas superiores a 100.000 euros dice la norma. En primer lugar 100.000 euros deben ser algo más de 16 millones y medio de pesetas y eso no lo ganamos cualquiera en un año. Y lo que no sabemos es si esos 100.000 euros es a nivel nacional, regional o local. Porque la cosa cambia, claro. ¿Y porqué notificar al Tribunal de Cuentas solo las donaciones superiores a 50.000 euros? Anda que no se pueden donar 50.000 más 50.000, etc. etc. Lo dicho, una puerta de garaje abierta. Un brindis no sé para quien.
Pero no era de esta nueva norma de lo que quería opinar hoy en esta entrada. Aunque sí quería referirme de alguna manera a los partidos políticos donde a uno le colocan con alguna ligereza quienes se consideran dioses bajados de los cielos encarnados en asesores con minutas incluidas. Más de una vez he manifestado  mi opinión sobre los partidos políticos y, tal vez con más frecuencia, mi pensamiento sobre el concepto derecha e izquierda. He dicho en más de una ocasión que desde mi punto de vista los conceptos de derecha e izquierda son solamente eso, conceptos. Conceptos que a lo sumo sirven para poder entendernos a veces en nuestro dialogo conceptual y de contenido político, pero que para poco más sirven. Creemos son conceptos ya superados. Somos en gran medida lo que hacemos y lo demás suele ser palabrería. Pues bien, hay quien a veces se empeña en colocarle a uno en un lugar u otro y uno entiende que lo hacen pensando que así nos desprestigian (ese debe ser su objetivo) y al mismo tiempo defienden a sus asesorados. Pues mire usted, señor asesor de turno, si por defender y reivindicar más dialogo cree usted que se es de derechas pues allá usted. Si usted piensa que quien demanda negociación para llegar a acuerdos y evitar, si es posible, los conflictos con los que usted se lucra, es ser de derechas, pues allá usted también. Pero, mire, uno que ha defendido siempre la democracia y la sigue defendiendo, lo diré una vez más, no se considera de derechas, ni de izquierdas ni de centro. La realidad es la que es. Uno se considera sencillamente del pueblo y  nunca ha militado en partido político alguno ni ha estado afiliado, aunque ocasiones y peticiones ha tenido y sigue teniendo en ese sentido con alguna frecuencia. Y sencillamente no lo he hecho así porque entiendo que por encima de todo soy o así me considero, demócrata. Para mí democracia es diálogo, participación, información, etc. etc. a la ciudadanía. Y de verdad, para un demócrata tal y cómo funcionan los partidos políticos donde los cabezas de los mismos deciden por todos los afiliados. Deciden listas, conceptos, opiniones, etc. poniendo en práctica aquello de “quien se mueva no sale en la foto” y por lo visto todavía están buscando a estas alturas de la película, esa transparencia con normas que no las vemos nada claras. Así para mí resulta muy difícil caer en sus redes.
Ya sabemos de las dificultades que tienen –lo hemos sufrido en nuestras propias carnes y no somos más que un simple concejal de un ayuntamiento de pueblo- quienes intentan acceder a la política aunque sea en el escalafón más bajo en la vida municipal quienes no están apoyados por un partido político. Pero nos da igual nos sentimos con fuerza. Nos da igual la derecha que la izquierda que el centro. Nos importa la democracia como base de evolución y garantía de transparencia y honestidad. No se moleste señor asesor en colocarnos ni en la derecha ni en la izquierda ni en el centro. Se volverá a equivocar. Colóquenos en la pelea por la democracia, en el dialogo para pactar y así conseguir mayor serenidad y sosiego en mi pueblo y entonces no se equivocará. Claro que entonces sus minutas serán menores. Como decía al principio, uno debe saber qué cosas cuenta, cuando las cuenta y a quien las cuenta. Debe medir las cucharillas de azúcar que deposita en el café. Yo  si es buen café confieso que lo prefiero con poca azúcar.
Somos conscientes de que a la edad madura la carne se arruina, todo se afloja, pero el vigor nace de la cabeza y de la experiencia y, por qué no decirlo, de las actitudes y de las aptitudes y eso, con demasiada frecuencia, echamos en falta a nuestro alrededor.
Tenemos pues derecho a no ser de ningún partido político, a no estar afiliado a partido político alguno. Igualmente tenemos derecho a estar en el quehacer político si contamos con el respaldo de la ciudadanía.
A lo dicho, derecho a no ser y derecho a estar
José Luis Ochoa