CONTROL DEMOCRATICO O MAS DESASTRE
Hace algunos días leía un artículo en el que se criticaba el hecho de la falta de control democrático del FROB –Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria- en lo que parece ser su nuevo cometido que estaba en situación de disponibilidad para dar dinero a Bankia. El articulista criticaba la falta de control democrático pues solamente informará el FROB de sus actividades a puerta cerrada. Ni que decir tiene que uno piensa que la crisis de Bankia, por otra parte plataforma de colocación de los hombres y mujeres del PP, en ningún momento ha sido generada por los destrozazapatos que en el mundo somos, sino más bien por los defraudadores y estafadores que tanto abundan. Pues bien, parece ser que ahora se le va a entregar a Bankia dinero de todos (por aquello de que la crisis bancaria la han generado unos y la vamos a pagar otros) a través del FROB sin demasiado control democrático.
Y claro, es que esa es la clave: el control democrático. Control democrático que está claro no consiste simplemente el acudir a votar cada cuatro años y ya está. Siempre, pero sobre todo ahora, el control democrático ejercido constante y decididamente por los ciudadanos es lo único que nos puede salvar del desastre. Ya no vale pensar que para eso están las instituciones. Tenemos unas instituciones que en muchos de los casos están imposibilitadas para realizar esas funciones. Incluso más, esa función de control, que debería ser tarea fundamental del parlamento, parece ha desaparecido del mismo por el hecho de que nuestra clase política se ha dedicado a meter las narices en ámbitos que no son propios de la política colonizándolos de la manera más absoluta. Hoy la opinión que tenemos la ciudadanía sobre instituciones como el Tribunal Constitucional, Banco de España, Consejo del Poder Judicial, etc. viendo sus actuaciones y los comportamientos de algunos de sus miembros es de que están al servicio del poder y no al servicio de los ciudadanos ejerciendo ese control democrático para que nadie se desmadre y para que aquel que se desmadre pague por sus responsabilidades. La democracia necesita que estos organismos, encargados de aplicar la ley, sean independientes para que ejerzan el control democrático. Sin embargo han sido sometidos a tal politización que han acabado con su independencia y se ha producido una profunda deslegitimación junto con un deterioro de nuestro sistema político.
Desde nuestro punto de vista es una evidencia que día tras día se va deteriorando nuestra democracia debido a los intentos interesados de unos por que así sea y la desidia de la ciudadanía en su responsabilidad como demócratas de ejercer el control democrático allá donde cada uno de nosotros nos encontremos. Es evidente que aquí uno incumple totalmente su programa electoral haciendo todo aquello que dijo no iba a hacer y no pasa nada. Nadie le exige responsabilidades democráticas.
Que la ley electoral actual no es la que más conviene a la democracia en este país es evidente. Sin duda ninguna preferiríamos una ley electoral con la que las mayorías de gobierno saliesen directamente de las urnas y no estuviésemos los ciudadanos al pairo de si los parlamentarios, concejales, etc. surgidos de las urnas tienen a bien pactar esas mayorías de gobierno. Una ley electoral con listas abiertas o como se quiera pero que fuese imposible, porque así lo hubiese decidido la ciudadanía, que se gobernase en minorías. En definitiva es necesario más control democrático desde los procesos electorales y en el día a día.
En el día a día porque entendemos que es el ciudadano quien debe exigir por lo menos a aquellos a los que ha elegido para cualquier puesto de responsabilidad política que no desaparezcan de la escena por el hecho de no estar en el equipo de gobierno. Deben ser los ciudadanos quienes ejerzan el control democrático exigiéndoles que pacten aquello que tienen que pactar por ser beneficioso para la mayoría de los ciudadanos. Y por lo menos, ejerciendo ese control democrático, deben ser los ciudadanos quienes exijan a sus representantes que acudan a las sesiones estén en los equipos de gobierno o en la oposición y si la vocación de los elegidos es desaparecer que dimitan y dejen paso a otros. Igualmente debe exigírseles a los representantes políticos de nuestras autonomías, de nuestros ayuntamientos que cumplan con sus promesas electorales. Y si no cumplen que expliquen y digan porqué no, pero que no den ni la callada por respuesta ni echen la culpa al empedrado como hacen frecuentemente desde el presidente del gobierno de la nación hasta los responsables del gobierno de nuestros municipios pasando por los responsables políticos del gobierno de las autonomías.
Vivimos tiempos difíciles en lo económico y complicados por unos motivos o por otros para alcanzar acuerdos políticos y de gobierno pero son tiempos que requieren de nuestros representantes y al mismo tiempo les exigen, entre otras cosas, subordinar los criterios de partido, coalición, agrupación etc. y su espíritu de bandería a los intereses de los ciudadanos que son los únicos depositarios del poder. Ciudadanos que debemos ejercer el control democrático sí o sí todos los días allá donde nos encontremos y sea cual sea nuestra responsabilidad.
No hay otra alternativa o control democrático o más desastre.
José Luis Ochoa