CON MIEDO Y CON EL NORTE PERDIDO
Nosotros hace tiempo asumimos que la persona humana debía conquistar la democracia, la libertad, etc. día a día si no quería verse en algún momento de su existencia subyugado y maniatado por el mediocre político de turno o por cualquier otro espécimen que en un momento determinado, por circunstancia venida, sentase sus posaderas en el cubículo del poder. Por otra parte que el miedo es la mejor de las mordazas no cabe la menor duda. Y sino que se lo pregunten a quienes viven empeñados, utilizando cuantos medios tienen a su alcance, en asustarnos, en hacernos ver que o esto o el caos.
Pues bien, el otro día tuvo lugar en nuestra comunidad autónoma, antiguo Reino de Navarra, y en concreto en su parlamento, el llamado debate sobre el estado de la comunidad. Yo no sé cuánto de positivo o de añadido produce este hecho en el ciudadano normal de cuantos en estos momentos, de una u otra forma, estamos soportando esta crisis sistémica. Sospecho que en esta ocasión muy poco o nada. Pero por lo menos a uno le ha servido para ratificarse en que aquí lo que ocurre es que existe un miedo atroz a consultar a la ciudadanía. Miedo a ejercer la democracia con mayúsculas. Que el gobierno actual de la comunidad foral está en minoría y gobernando como quien tiene esa “peligrosa” mayoría que a veces hace que los políticos y los partidos que la consiguen se olviden de escuchar a la ciudadanía y miren constantemente hacía otro lado mientras hacen de su capa un sayo, o mejor, de la capa de los ciudadanos lindas prendas de vestir para ellos y para sus amos, es evidente.
Hemos visto y escuchado posicionarse a los distintos grupos políticos presentes en el parlamento de Navarra sobre distintos temas. Hemos escuchado los posicionamientos de los distintos grupos respecto a la posibilidad de adelantar las elecciones en la comunidad foral y, debo manifestar que hemos ido de sorpresa en sorpresa. Que UPN no esté por la labor nos parece normal. Con la que está cayendo es lógico pensar que crean que convocar ahora elecciones es prácticamente dejar de gobernar o por lo menos dejar de gobernar como lo están haciendo ahora. Por tanto, miedo a perder el poder. Que el PSN tampoco esté por la labor de adelantar las elecciones ya es más sospechoso de canguelo. Ahora pacto con UPN y apoyo políticas que de socialistas tienen muy poco. Ahora me expulsan del gobierno y me reboto. Ahora no podemos apoyar un adelanto electoral en aras de la gobernabilidad de la comunidad, que si patatín que si patatán. No me hablen del gasto de unas elecciones, por favor. Reduzcan la campaña a una semana o a tres días si les da la gana que la mayoría de los ciudadanos sabemos a estas alturas a quien queremos apoyar o dejar de apoyar. Claro, hágase una moción de censura. Pensamos sencillamente que en este momento y dadas las circunstancias actuales tal vez no sea ni lo más conveniente ni lo más democrático aunque sea totalmente legal. Posible, menos. Es hora, pensamos, de volver a darle la palabra a la ciudadanía. Es necesario hacerlo porque unos y otros están tomando decisiones que en ningún momento figuraban en sus programas electorales. Es necesario hacerlo porque están realizando actuaciones que afectan y mucho, y pensamos que para mucho más allá de lo que dura una legislatura, a los ciudadanos y además en contra de los intereses de una gran parte de la ciudadanía.
En definitiva pues, que unos y otros se posicionan pensando en sí mismos, en sus intereses electorales. Pensando en si me interesa en este momento previendo cual podría ser el resultado de dar la palabra al pueblo único depositario del poder en una auténtica democracia. Tienen miedo de la democracia. Tienen miedo de dar la palabra al pueblo por lo que pudiera pasar y además han perdido el norte. Lo han perdido porque sencillamente piensan en ellos y se olvidan del interés de la ciudadanía. Lo de servir al ciudadano les debe parecer chino, con todo mi respeto para los chinos honrados y honestos.
Los ciudadanos les estamos diciendo por activa y por pasiva a los políticos que no maten esta democracia, que es necesario reavivarla, reinventarla y solamente hay una manera de hacerlo y es utilizando sus soportes con valentía y uno de estos soportes fundamentales de la democracia es la consulta a la ciudadanía, la participación del ciudadano en la cosa pública por todos los cauces habidos y por haber.
Les reclamamos que pongan sus ideas, si es que las tienen, al servicio de los ciudadanos y que sean capaces de buscar consensos con sentido común. Exigimos a los políticos de turno que miren más allá de sus propias narices, de sus propios egos y busquen respuestas y soluciones sin demagogias, asumiendo la realidad, priorizando las necesidades básicas y aminorando con urgencia y de verdad los michelines de una administración obesa y en muchos casos obsoleta y tan rígida que resulta muy poco eficaz para el ciudadano. Es hora de ofrecer a los ciudadanos algo más que austeridad, recortes tras recortes y un futuro obscuro como si no hubiese otras alternativas. Es necesario que los partidos bajen de la nube política y piensen más en la ciudadanía.
Es hora pues de dar la palabra al pueblo. Es hora de drenar los cauces de comunicación con los ciudadanos para hacer más fácil su participación en las decisiones que les afectan y que esta participación sea más consciente y objetiva.
Y claro todo esto es igualmente válido para nuestros ayuntamientos. Buscar metas en común y olvidar discrepancias facilita la resolución de problemas. Por supuesto que antes hay que admitir que existen problemas. La existencia de los problemas no viene determinada por la recepción o no de un escrito en un ayuntamiento denunciando algo. Los problemas, las más de las veces, son evidentes a poco que uno abra los ojos y observe.
Las gobiernos minoritarios, los equipos de gobierno en minoría de los ayuntamientos, etc. serian menos minorías si se consensuase soluciones a problemas de la ciudadanía viniesen las propuestas de donde viniesen y se pensase solamente y prioritariamente en el interés de los ciudadanos. Los ayuntamientos deben tomar las riendas del quehacer municipal sin injerencias de personas ajenas, solamente admitiendo las opiniones de sus administrados a los que afecta directamente su forma de actuar. En definitiva hay que hacer más democracia. Democracia más auténtica y menos legalista y panfletera.
Es vital pues, que desde las distintas instancias del poder, desde las instituciones se mire más a los ciudadanos y menos a las poltronas posibles a conseguir.
De momento pensamos que aquí y ahora con unos gobiernos en minoría tenemos además unos políticos con miedo de consultar a la ciudadanía y con el norte perdido a la hora de hacer política en una verdadera democracia pensando en el ciudadano con nombre y apellido.
José Luis Ochoa