VOLUNTAD
Y CAPACIDAD DEMOCRATICAS
Ya hace días que tanto el PSN
como UPN vienen ratificando que no están por la labor de investigar sobre qué
ha sucedido en Caja Navarra para que haya sido posible que de la noche a la
mañana se haya esfumado como tal
entidad. Tanto uno como otro no ven motivos para crear una comisión de
investigación. Es más, creo que era ayer cuando la presidenta foral afirmaba
que una investigación sobre la CAN en el parlamento no asegura la transparencia.
Y uno se pregunta ¿a qué estamos, a qué están, jugando? Hombre, siendo
tremendamente laxo de pensamiento entenderíamos la postura de UPN puesto que si
tiene algo que ocultar de una u otra manera puede estar defendiendo su estatus
en el poder y en algún sentido también, tal vez, su mantenimiento en el
gobierno de la comunidad foral. Pero ¿y el PSN que en estos momentos no está en
el poder? ¿Por qué no está por la labor? ¿Tendrá el ciudadano de la calle ante
estas posturas derecho a sospechar que algo están ocultando ó no?
Pues bien, entre tanto, van y nos
anuncian la próxima entrada en vigor el próximo día 28 –día de los inocentes para
más señas- de la que han dado en llamar Ley Foral de Transparencia. Ley de transparencia
que resumiendo lo que pretende es regular de alguna manera el derecho de acceso
a la información de la cosa pública por parte de la ciudadanía y el derecho a
la participación y colaboración ciudadana. Es fácil deducir que al poner en
funcionamiento esta ley de alguna manera están reconociendo que hasta ahora la
transparencia ha brillado por su ausencia. Efectivamente esto es lo que en más
de una ocasión hemos manifestado y hemos denunciado.
¿Y uno que piensa que en el fondo
esto no es cuestión de una ley más o una ley menos? Todo sea que la puesta en
vigor de esta nueva ley no genere un departamento que se llame algo así como el
departamento de la transparencia del poder público foral con sus
correspondientes parásitos administrativos y de otra índole donde encuentren
acomodo amigos, socios y adláteres de los promotores legales. En cualquier caso
lo que pensamos es que aquí para que se dé transparencia son necesarias
fundamentalmente dos cosas. En primer lugar voluntad política, es decir,
voluntad e interés de los políticos de turno por que se dé la transparencia
abriendo las ventanas de la administración con información a raudales a la ciudadanía.
Y en segundo lugar capacidad de estos políticos para hacerlo o en el peor de
los casos capacidad para rodearse de personas que sean capaces de ayudarles en
este sentido y no en el sentido contrario de dificultar la información abonando con ello la permanencia en el obscurantismo.
Pero claro que para situarse en
este camino de la transparencia es necesario creer en que el objetivo
fundamental del político es servir a los ciudadanos. Es necesario creer en la
democracia entendida como dialogo, información, consulta constante a la
ciudadanía, promoción de la participación, etc. etc. etc. Y aquí está más bien
ocurriendo que el objetivo es servirse de la política y habitualmente por ese
camino transita el personal político con la mirada fija en la consecución de
sus objetivos personales y los de sus amiguetes aunque estos objetivos sean
totalmente divergentes de los intereses de los administrados. Lo de la
democracia lo entendemos, lo entienden, como que cada cuatro años votamos y se
acabó. Desprecian con su silencio e inactividad incluso a quienes desde las
mismas instancias en las que están instalados ellos, léase parlamentos,
ayuntamientos, etc. se ofrecen a colaborar en la construcción de los caminos de
la comunicación y de la transparencia. Desprecian los ofrecimientos seguramente
porque dudan de sus capacidades, sospechan de que eso sea propuesto con
honestidad porque sus parámetros mentales son distintos y además se dejan
aconsejar por quienes desde fuera de la plaza del pueblo tienen su mirada
puesta en cómo seguir sacando tajada recurriendo una y otra vez a las mil y una
leyes con tal de torpedear constantemente la información y en definitiva la
transparencia.
Entendemos que tal vez lo que
menos se necesiten en este momento sean nuevas leyes de dudosa practicidad. Lo
que se necesitan son voluntades políticas, capacidades personales y políticas y en definitiva otras creencias y otras practicidades
ó lo que es lo mismo, creencias y capacidades democráticas.
Es cierto que la tolerancia con
la corrupción y la práctica del obscurantismo de alguna manera son señas de
identidad de este país. Pero no es menos cierto que sin voluntad y capacidad democráticas
ya podemos poner en funcionamiento todas las leyes que queramos que el camino
de la transparencia seguirá sin ser transitado por los políticos de turno para
desgracia de los paganos de siempre, para desgracia de los ciudadanos.
En definitiva pues, pensamos que ya existen suficientes leyes como
para garantizar la transparencia en la Administración, pero que lo que falta es
voluntad de poner es practica esas leyes por parte de los políticos de turno.
José Luis Ochoa