miércoles, 13 de febrero de 2013

TRANSPARENCIA O CORRUPCION


TRANSPARENCIA O CORRUPCIÓN

Uno no sabe en este momento que porcentaje de los rompezapatos que en estos lares estamos todavía mantenemos algún atisbo  de credibilidad en la clase política de este país. ¿Que habrá algún político honrado?, seguro, pero con la que está cayendo la verdad que a veces cuesta creer que los haya. Es que mires por donde mires, Baleares, Valencias, Cataluñas, Madriles, Andalucias, Orenses, Castellón, etc. etc. vemos corrupción y más corrupción, obscurantismo y más obscurantismo, sospechas y más sospechas, mentiras y más mentiras. A poco que se tire de hemeroteca, uno no se explica cómo no se les cae la cara de verguenza al personal.
Ahora parece toca de nuevo y de forma alarmante al PP pero, ojo, ¿y en Cataluña? ¿y en Andalucía? y ¿aquí mismo en esta tierra nuestra? Si esta tierra nuestra que mil millones de euros son 166 mil millones de las antiguas pesetas y son demasiados millones para que a estas alturas no sepamos donde han ido a parar ni cómo se han "esfumado" de la antigua CAN. Uno no sabe a cuantos nos han resquebrajado la confianza en este país, en esta comunidad foral o en este nuestro pueblo. Decía, creo que era Unamuno, que le dolía España. A nosotros nos están comenzando a doler demasiadas cosas.
Y ojo al tema que lo mismo da que da lo mismo que sean partidos políticos en los que, como hemos manifestado más de una vez, apenas creemos, que las más altas instituciones del Estado con esa pléyade de yernísimos pringados a niveles indecentes.
Pues eso, sencillamente patético .Patético el hecho en sí de la corrupción cuyas responsabilidades todavía tenemos la ilusión que algún día dilucide la justicia y castigue a los culpables de manera ejemplarizante, porque no queremos ver una país hundido y sin esperanza  en su futuro. Patético de manera especial todo el daño que con todo esto se está haciendo al sistema democrático. Patético que sean los mismos los que te dicen que están dispuestos a llegar hasta y donde haga falta y a los dos minutos con sus mayorías ó sus alianzas , conocidas o soterradas, impiden investigar políticamente. Patético y muy poco creíble, por no decir nada creíble, es que los mismos que están hasta las cachas enmerdados con la podredumbre de la corrupción te hablen de la necesidad de leyes de transparencia y demás que ellos mismos han de confeccionar y votar. Es como poner a cuidar del gallinero, de las gallinas, al raposo después que se ha estado comiendo los huevos de los ponederos y los polluelos siempre que ha podido y le ha dado la gana.

Pero, ¿qué ilusos somos, no? O es la ciudadanía la que marca la línea de la honestidad ó esta lacra de la corrupción difícilmente desaparecerá. Es necesaria una actitud de tolerancia cero con la corrupción si queremos arrancarla de nuestra sociedad. Es necesario incluso luchar por extirpar los mecanismos que soportan y permiten la propia corrupción.
Hemos defendido, defendemos y defenderemos el valor de la democracia como sistema de funcionamiento, también en política por supuesto, beneficioso para la ciudadanía. ¿Que urge cambiar leyes electorales, hacer leyes de transparencia, etc. etc.? por supuesto. Pero lo que urge es que el ciudadano diga basta, digamos basta, en el momento que la democracia entendida como el campo de juego donde se maneja y crece la transparencia sea mancillada o simplemente arrinconada.

No nos cansaremos de repetir que sin dialogo, sin información, sin participación constante del ciudadano en la gestión pública no hay democracia posible. El hecho de que alguien ostentando el poder se instale en el obscurantismo debía servirnos como acicate, como resorte para movernos a actuar. Debía ser el pistoletazo de salida para comenzar a demandar más información en aras  de evitar la tentación de abrir la puerta de par en par a la corrupción.
A veces parece ser que medio nos resignamos a aquello de que ellos se lo guisan y ellos se lo comen y no nos damos cuenta que los que comen son ellos y a los demás nos dejan, cuando lo hacen, simplemente rebañar el sartén donde se ha cocinado.

Pensamos que cuando las decisiones a tomar en cualquier centro político de poder, léase, parlamento, ayuntamiento, etc. etc. se toman por unos pocos hay más riesgo de corromperse, de embadurnarse con la corrupción que cuando esas decisiones se toman por un grupo más amplio de personas. Y si este grupo de personas está compuesto por individuos con distintas formas de pensar mejor y más difícil será la entrada de la corrupción.
Por eso nos sorprende cuando en un ayuntamiento, por ejemplo, observamos que la comisión que decide a qué empresa se le asigna una obra está compuesta por el alcalde o alcaldesa de turno y "el de la moto". Claro, el de la moto es el profesional elegido a dedo por el mismo mandatario/a. Nos sorprende cuando en vez de hacer un concurso abierto y con publicidad se invita a un número reducido de empresas para que pujen por la obra. Lo mismo nos sorprende y genera nuestras dudas cuando en cualquier otra actuación, eso sí, respetando la legalidad aunque sea interpretando esta de modo y manera restrictiva desde el punto de vista democrático, se instalan en el secretismo y en el obscurantismo. Es eso lo que entendemos debemos evitar para impedir la tentación de la corrupción.

Con la corrupción que ahora mismo se está dando a niveles cuasi insoportables por otros lares tal vez poco podamos hacer más allá de denunciarla con rotundidad y tener presente los comportamientos corruptos de los políticos para si en un momento concreto nos vuelven a pedir nuestro voto negárselo.
Ahora bien, lo que si podemos actuar es sobre aquello que nos toca de cerca. Podemos exigir transparencia, información, etc. Debemos aportar nuestro grano de arena para mantener en las mejores condiciones el campo, la finca de la democracia donde pueda crecer la transparencia como barrera válida para impedir la inundación de la corrupción.
Esa es la elección pues, o transparencia ó corrupción.
José Luis Ochoa