TRANSPARENCIA
O CORRUPCIÓN
Uno no sabe en este momento que
porcentaje de los rompezapatos que en estos lares estamos todavía mantenemos
algún atisbo de credibilidad en la clase
política de este país. ¿Que habrá algún político honrado?, seguro, pero con la
que está cayendo la verdad que a veces cuesta creer que los haya. Es que mires
por donde mires, Baleares, Valencias, Cataluñas, Madriles, Andalucias, Orenses,
Castellón, etc. etc. vemos corrupción y más corrupción, obscurantismo y más
obscurantismo, sospechas y más sospechas, mentiras y más mentiras. A poco que
se tire de hemeroteca, uno no se explica cómo no se les cae la cara de
verguenza al personal.
Ahora parece toca de nuevo y de
forma alarmante al PP pero, ojo, ¿y en Cataluña? ¿y en Andalucía? y ¿aquí mismo
en esta tierra nuestra? Si esta tierra nuestra que mil millones de euros son
166 mil millones de las antiguas pesetas y son demasiados millones para que a
estas alturas no sepamos donde han ido a parar ni cómo se han
"esfumado" de la antigua CAN. Uno no sabe a cuantos nos han
resquebrajado la confianza en este país, en esta comunidad foral o en este
nuestro pueblo. Decía, creo que era Unamuno, que le dolía España. A nosotros
nos están comenzando a doler demasiadas cosas.
Y ojo al tema que lo mismo da que
da lo mismo que sean partidos políticos en los que, como hemos manifestado más
de una vez, apenas creemos, que las más altas instituciones del Estado con esa pléyade
de yernísimos pringados a niveles indecentes.
Pues eso, sencillamente patético .Patético
el hecho en sí de la corrupción cuyas responsabilidades todavía tenemos la
ilusión que algún día dilucide la justicia y castigue a los culpables de manera
ejemplarizante, porque no queremos ver una país hundido y sin esperanza en su futuro. Patético de manera especial todo
el daño que con todo esto se está haciendo al sistema democrático. Patético que
sean los mismos los que te dicen que están dispuestos a llegar hasta y donde
haga falta y a los dos minutos con sus mayorías ó sus alianzas , conocidas o
soterradas, impiden investigar políticamente. Patético y muy poco creíble, por no
decir nada creíble, es que los mismos que están hasta las cachas enmerdados con
la podredumbre de la corrupción te hablen de la necesidad de leyes de
transparencia y demás que ellos mismos han de confeccionar y votar. Es como
poner a cuidar del gallinero, de las gallinas, al raposo después que se ha
estado comiendo los huevos de los ponederos y los polluelos siempre que ha
podido y le ha dado la gana.
Pero, ¿qué ilusos somos, no? O es
la ciudadanía la que marca la línea de la honestidad ó esta lacra de la
corrupción difícilmente desaparecerá. Es necesaria una actitud de tolerancia
cero con la corrupción si queremos arrancarla de nuestra sociedad. Es necesario
incluso luchar por extirpar los mecanismos que soportan y permiten la propia
corrupción.
Hemos defendido, defendemos y
defenderemos el valor de la democracia como sistema de funcionamiento, también
en política por supuesto, beneficioso para la ciudadanía. ¿Que urge cambiar
leyes electorales, hacer leyes de transparencia, etc. etc.? por supuesto. Pero
lo que urge es que el ciudadano diga basta, digamos basta, en el momento que la
democracia entendida como el campo de juego donde se maneja y crece la
transparencia sea mancillada o simplemente arrinconada.
No nos cansaremos de repetir que
sin dialogo, sin información, sin participación constante del ciudadano en la
gestión pública no hay democracia posible. El hecho de que alguien ostentando
el poder se instale en el obscurantismo debía servirnos como acicate, como
resorte para movernos a actuar. Debía ser el pistoletazo de salida para
comenzar a demandar más información en aras
de evitar la tentación de abrir la puerta de par en par a la corrupción.
A veces parece ser que medio nos
resignamos a aquello de que ellos se lo guisan y ellos se lo comen y no nos
damos cuenta que los que comen son ellos y a los demás nos dejan, cuando lo
hacen, simplemente rebañar el sartén donde se ha cocinado.
Pensamos que cuando las
decisiones a tomar en cualquier centro político de poder, léase, parlamento,
ayuntamiento, etc. etc. se toman por unos pocos hay más riesgo de corromperse,
de embadurnarse con la corrupción que cuando esas decisiones se toman por un
grupo más amplio de personas. Y si este grupo de personas está compuesto por
individuos con distintas formas de pensar mejor y más difícil será la entrada
de la corrupción.
Por eso nos sorprende cuando en
un ayuntamiento, por ejemplo, observamos que la comisión que decide a qué
empresa se le asigna una obra está compuesta por el alcalde o alcaldesa de turno
y "el de la moto". Claro, el de la moto es el profesional elegido a
dedo por el mismo mandatario/a. Nos sorprende cuando en vez de hacer un
concurso abierto y con publicidad se invita a un número reducido de empresas
para que pujen por la obra. Lo mismo nos sorprende y genera nuestras dudas
cuando en cualquier otra actuación, eso sí, respetando la legalidad aunque sea
interpretando esta de modo y manera restrictiva desde el punto de vista
democrático, se instalan en el secretismo y en el obscurantismo. Es eso lo que
entendemos debemos evitar para impedir la tentación de la corrupción.
Con la corrupción que ahora mismo
se está dando a niveles cuasi insoportables por otros lares tal vez poco
podamos hacer más allá de denunciarla con rotundidad y tener presente los
comportamientos corruptos de los políticos para si en un momento concreto nos
vuelven a pedir nuestro voto negárselo.
Ahora bien, lo que si podemos
actuar es sobre aquello que nos toca de cerca. Podemos exigir transparencia,
información, etc. Debemos aportar nuestro grano de arena para mantener en las
mejores condiciones el campo, la finca de la democracia donde pueda crecer la transparencia
como barrera válida para impedir la inundación de la corrupción.
Esa es la elección pues, o transparencia
ó corrupción.
José Luis Ochoa