jueves, 8 de septiembre de 2011

DE LOCURA

DE LOCURA

Ayer, tal y como estaba previsto, el senado aprobó la reforma del artículo 135 de la constitución. Por otra parte ya adelantábamos hace algunos días que no creíamos hubiese en todo el hemiciclo –congreso de los diputados 35 ó senado 20- suficientes titulares que estuviesen dispuestos a exigir la necesidad de un referéndum para aprobar esta reforma. Todavía están a tiempo, todavía están en plazo, pero sospechamos que esto ya está decidido tal cual. Ojala nos equivoquemos y nos sorprendan con esa demanda de requerimiento de referéndum. El desaguisado democrático, desde nuestro punto de vista, ya está consumado. No hay valentía política para solicitar, con la ley en la mano, el referéndum. Ausencias de las votaciones, etc. pero más bien parecen gestos para la galería.

Es evidente que se está librando en el mundo y más concretamente en Europa una batalla determinante para nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos. Pero desde mi punto de vista se está librando esta batalla con todos, economistas y políticos instalados en  contradicciones abundantes y constantes, es decir diarias.

Aquí acabamos de asistir al cambio de la constitución de una manera humillante desde un punto de vista democrático. Un cambio realizado a toda pastilla como si en ello estuviese en juego nuestra propia existencia. Estamos totalmente en desacuerdo en que se haya hecho así la reforma. Estamos en desacuerdo en que el tema del equilibrio presupuestario figure en la constitución, Además basta darle un vistazo al texto tal y como ha quedado redactado, para ver que en determinadas circunstancias podría quedar sin sentido el mutado articulo 135. ¿A dónde van tantas prisas? También había prisas cuando el 21 de julio decidieron los diecisiete apoyar a Grecia. Se fueron de vacaciones y fue ayer cuando los tribunales alemanes le dieron el visto bueno a la canciller alemana.

Por otra parte estamos asistiendo a algo insólito. Los empresarios aparentemente no le hacen asco a una subida de sus propios impuestos tal vez temerosos de posibles estallidos sociales.

Igualmente, según las estadísticas, si hoy se celebrasen elecciones en Inglaterra, Francia, Alemania, etc. ninguno de sus respectivos mandatarios las ganarían. Serian los progresistas los que se harían con el poder. Aquí el “Rubalcaba, sí”, parece, hoy por hoy, las perderá en beneficio del PP. Es decir podría darse perfectamente que Europa fuese progresista y España fuese conservadora.

También comienzan a escucharse voces en el sentido de que aquí lo que existe es una crisis del crédito según la denominan los “entendidos”. Crisis del crédito que no es otra cosa que constatar que este mundo en el que vivimos ha estado muchísimo tiempo construido sobre el crédito y que hoy hay un problema de difícil solución. Comienzan a oírse las voces de los que creen que la deuda es tal que no es posible su devolución y todo lo que se está haciendo son paripés de cómo que se van a solucionar las cosas, cuando verdaderamente no se ven soluciones reales. Hay mucho de “vamos a hacer” y poco de “hemos hecho”.

Es evidente que lo que hay es una crisis de modelo económico y político. Nos guste o no nos guste, hay que pensar en cambiar los modelos por obsoletos. Hay que cambiar los modelos económicos. Hay que cambiar los modelos políticos hacía una participación más real, más auténtica y más frecuente, de la ciudadanía. Hay que cambiar nuestra forma de vivir.  Pero no nos gustaría que este cambio fuese hacía un liberalismo que sin duda trae siempre más pobreza para los de abajo y más riqueza para los de arriba. Viendo lo que estamos viendo, digámoslo claramente, la clase media está en peligro.

Aquí lo que hay es simplemente una crisis de escala de valores. Mientras no admitamos como prioritario la enseñanza, la educación, la sanidad, etc. la solución será una muy mala solución. Mientras no los admitamos como valores irrenunciables para garantizar nuestro futuro, estamos condenados al fracaso. Y claro, basta dar un vistazo a la prensa o escuchar los medios de comunicación para ver por donde están empezando los recortes: enseñanza, sanidad, pensiones, etc. mientras el fraude campa a sus anchas.

Y mientras tanto vamos a crear tres millones y medio de puestos de trabajo y bla, bla, bla. Sencillamente insultos a la inteligencia.

En fin, que vemos que los políticos están afanados en hacernos creer una autentica ficción. No era necesario reformar la constitución y menos hacerlo de la manera que se ha hecho. No era necesario incluir el tema del equilibrio presupuestario en la constitución. No nos convencen las razones que han dado los políticos para hacerlo. Una vez más, no creemos que esa sea la solución.

Lo dicho, de locura.

José Luis Ochoa