miércoles, 21 de diciembre de 2011

EXTRAÑADOS E INDIGNADOS DEMOCRATICAMENTE

EXTRAÑADOS E INDIGNADOS DEMOCRATICAMENTE
Creo que era el abogado del Iñaki “manos largas” quien decía hace algunas fechas refiriéndose a su pupilo que se encontraba preocupado e indignado por cómo se estaban tratando en la prensa los hechos y aconteceres  respecto a sus supuestos desmanes económicos cometidos aprovechándose de su posición social. Por cierto, que según la rumorología parece que lo tienen todo perfectamente calculado. Pasado el discurso del rey de estas navidades se comunicará la fecha en que el mencionado deberá acudir a rendir aclaración sobre sus supuestas fechorías. Esta fecha parece será pasadas las navidades, es decir, allá por el mes de enero del 2.012 ya avanzado.
Sea como fuere nosotros lo que estamos en este momento es extrañados e indignados democráticamente.
Acabamos de asistir desde la lejanía al debate de investidura del nuevo presidente del estado español. Doy fe que por mi parte he invertido bastante tiempo escuchando a los distintos grupos de la cámara de diputados en sus intervenciones a través de la pequeña pantalla y he dedicado bastante tiempo a leer distintas informaciones sobre el referido debate en todo tipo de medios y de distinto signo ideológico. Pues bien, después de todo, debo confesar que me encuentro tremendamente extrañado e indignado como demócrata. Uno tiene la sensación de haber asistido a un circo democrático, a una puesta en escena de una obra de teatro, de un paripé, que encima ya se sabía de ante mano su desenlace. Brindis al sol que suelo definirlo yo.
Nos encontramos indignados democráticamente porque al margen de las inconcreciones por parte del candidato que ya las dábamos como inevitables, hemos echado en falta discusión, referencias, planes de actuación, etc.  sobre temas cruciales para nosotros como son la reforma de la ley electoral, lucha contra el fraude fiscal, lucha contra la corrupción política, lucha contra la opacidad contable de algunas instituciones de alta alcurnia de la nación, etc. etc. etc. De estos temas no solo no se ha dicho nada por parte del candidato, hoy ya presidente, sino que por parte de la mayoría de los grupos de la cámara tampoco. Sencillamente se han dedicado a marear la perdiz y ahora estamos  un poco más cerca en el tiempo de enterarnos y comenzar a sufrir la realidad de esta crisis. Seguramente que, como la mayoría de quienes estando en el poder tienen que tomar decisiones, a la hora de tomar estas decisiones a lo sumo asistiremos a un manejo de los tiempos en función de sus intereses partidistas. Antes o después de las elecciones andaluzas, antes o después de… Pero por lo visto, o mejor dicho por lo no visto, por lo no escuchado, pensamos que sumidos en el fango de la corrupción, del fraude fiscal, de una democracia secuestrada por el capital, de la opacidad contable, etc. etc.
En un momento del debate, contestando a un interviniente, el señor Rajoy afirmó aquello de que la ley electoral era una ley democrática   – que pocas veces se ha escuchado la palabra democracia en este debate-   pero se olvido decir que es una ley injusta y que, aparte de ser mejorable, siempre ha favorecido a los mismos. Hemos sido y somos defensores de aquello de una persona un voto. Mucho se ha hablado, muchas veces de manera errónea, sobre a quién favorece la actual ley electoral.  Simplemente basta ver los datos para ver quién sale más beneficiado de la misma.
Olvidándonos de que históricamente el partido popular ha sido el más beneficiado, en las últimas elecciones está claro. Con la ley del señor D`Hont el PP consiguió 186 escaños. Si se hubiese aplicado una persona un voto se hubiese quedado en 160, es decir sin mayoría absoluta y a uno eso de las mayorías absolutas pues le produce cierta intranquilidad, sea del signo que sea  la mayoría. Por otra parte el PSOE hubiese obtenido unos siete diputados menos con lo que su resultado hubiese sido igual de desastroso. Los nacionalistas, que no nos cuenten milongas, concretamente Amaiur hubiese conseguido dos menos y uno menos CIU. Así mismo el BNG, PRC, ERC y los andalucistas hubiesen conseguido cuatro. Claro que el resultado de los partidos de ámbito nacional minoritarios hubiese sido muy distinto. No es lógico, ni justo, ni del todo democrático entendemos, que mientras unos necesitan 228.000 votos, otros necesiten 152.000 y otros menos para ocupar un escaño en el congreso de los diputados del parlamento español. Con una ley proporcional UPyD hubiese conseguido diecisiete diputados e IU unos 25 en vez de los cuatro y los once que tienen. Es evidente que uno no está satisfecho con la actual ley electoral. Hemos manifestado nuestra opinión repetidamente en las municipales lo mismo que lo hacemos ahora. Esta ley electoral se puede y se debe mejorar. Segunda vuelta en las municipales evitaría de entrada que pueda gobernar el ayuntamiento una fuerza política con el 38% de los votos emitidos. Una ley de proporcionalidad en las generales produciría una representación en el parlamento mucho más anclada en la realidad de la calle. Reflejaría mucho mejor la realidad social de este país diversa donde las haya.
¿Y del fraude fiscal qué?  Para qué sirve una mayoría absoluta si no se atreven a meterle mano. Oiga usted, no recorte. Invierta en más medios para acabar de una vez por todas con el fraude fiscal que ahí sí que hay dinero suficiente para mantener la educación, la sanidad, etc. etc. a pesar de la crisis sin falta de recortar, que no lo ha dicho, pero lo hará. No puede ser que uno de cada cuatro euros no tribute en este país. ¿Qué pasaría si uno de cada cuatro ciudadanos de a pie no pagásemos los impuestos? Ojo, que igual llega.
¿Y de la corrupción? ¿Qué pasa que con su silencio están dispuestos a dejar que siga siendo el deporte nacional de la clase política y de la no tan política?  
Lo de los 4.400.000 de parados  (no 5.400.000 señor Rajoy, de momento al menos) comienza a no creérselo nadie. Reales, reales, muchos menos seguro, demasiados, por supuesto, pero no tantos. Que hasta la tele nos saca la economía sumergida.
Es posible que cuando esta sociedad es capaz, haciendo uso de su libertad, de aupar a los puestos de gobierno en un determinado momento a políticos corruptos debamos concluir que está enferma, que ha perdido el norte de qué es la ética democrática. Pero para un demócrata como nos quien estando en el poder o aspira a estarlo y quien está en la oposición,  no hace nada o incluso no dice nada sobre la corrupción de los políticos no es un buen médico. Nos están condenando a los ciudadanos a más de lo mismo.
En el pasado debate de investidura no hemos escuchado a penas hablar de estos temas. No hemos escuchado ninguna propuesta, ningún plan para corregir estos déficits. Es por eso que nos encontramos extrañados de que la mayoría de las intervenciones hayan obviado estos asuntos y estamos indignados democráticamente.
José Luis Ochoa