INSULTADOS, APALEADOS Y…… AMENAZADOS
A veces, como en este momento, a uno le fluyen a la mente tantas ideas, tantos temas sobre los que desea posicionarse que duda por dónde empezar y hay que detenerse un momento y pensar un poco con el fin de que esto resulte al final medianamente organizado y lógico en los planteamientos plasmando las evidencias como argumentos irrefutables de cuanto decimos. Evidencias que día tras día nos escamotean quienes tienen la obligación de informar a la ciudadanía.
Llevamos ya tantos días bombardeados con presupuestos, recortes y tantas informaciones incompletas y apenas vislumbradas, que nos sentimos constantemente insultados, apaleados y amenazados en nuestro devenir diario.
No es objetivo de esta entrada analizar detenidamente los presupuestos, recortes, y confianzas aparentemente no conseguidas. Más bien es el momento de matizar los hechos que dentro de esta vorágine suponen un déficit constante. Si, ministro Montoro, déficit pero no al que se refiere usted cuando dice que es el primer objetivo del quehacer económico de este gobierno vía presupuestos. Nosotros nos referimos al déficit democrático, al déficit informativo, a ese déficit de no decir las cosas de manera clara para que todos las entendamos y en consecuencia nos vemos insultados en nuestra inteligencia. No voy a repetir aquí y ahora el que prometieron que no iban a subir los impuestos y lo han hecho a las primeras de cambio o que su objetivo prioritario era crear empleo y ya vemos cómo van las cosas en este terreno. Es un hecho que se han subido los impuestos en 12.300 millones de euros -en pesetas ya uno se pierde- y que se ha aprobado un ajuste de 27.300 millones de euros que es el mayor ajuste de la democracia incluido el incremento al alza del IRPF aprobado en diciembre de 2011.
Yo no sé hasta dónde llega la capacidad del personal para analizar y comparar qué supone a cada ciudadano de a pie la subida de su pensión y la subida del IRPF correspondiente, pero lo que sí sé es que el poder adquisitivo, nos lo vendan como nos lo vendan, es hoy menor que ayer. Es cierto que mientras congelan salarios o suben mínimamente las pensiones, la luz, el butano, etc. sube porcentualmente tres o cuatro veces más.
Igualmente es una evidencia que España aportó siete de cada 10 parados a la UE durante el pasado mes de febrero y mientras tanto la tijera del PP se ceba en el gasto social, la investigación y la cultura.
Y qué decir del hecho de que a la casa del Rey se le baje tan solo un 2% sus ingresos anuales. Nos sentimos engañados en nuestra inteligencia pues lo que queremos saber es clarito no solo cuanto es el sueldo de los miembros de la casa real sino cuanto nos cuesta este tinglado a la ciudadanía: sueldo, personal a su servicio, edificios para su uso y disfrute, etc. etc. etc. Mientras tanto para investigación un 34% menos. Lo dicho, insultados.
¿Y la llamada amnistía fiscal? Esto es un apaleamiento en toda regla. Resulta que si un honrado ciudadano, que haberlos hay los, cumplidor fielmente con sus obligaciones fiscales año tras año, se equivoca a la hora de hacer su declaración de la renta, a los cuatro años (es decir antes de que prescriba el tema a los cinco) aparece la agencia tributaria de turno y le reclama el pago correspondiente cargándole entre un 5 y un 7 por ciento anual de la cantidad que debería haber pagado en su momento. Pues bien, a quienes conscientemente han ocultado y evadido capitales por hacer ahora su regularización con que pague un 10% queda todo solucionado. Esto es simplemente premiar a los insolidarios delincuentes fiscales y castigar a los cumplidores fiscales. Claro que por si quedaba duda ya han dejado claro que la amnistía fiscal no valdrá para los contribuyentes investigados se haya actuado de buena o de mala fe. No es de extrañar que incluso los inspectores fiscales hayan criticado los presupuestos y más concretamente esta amnistía fiscal pues de alguna manera les deja con el culo al aire. Esto es sencillamente promover el fraude tal y como afirmaba el otro día el Financial Times. Los presupuestos generales presentados amenazan con exacerbar las tensiones sociales sin generar esa ansiada confianza de cara al exterior que con alguna frecuencia nos intentan vender como objetivo de los recortes, déficit dentro de la constitución y, en definitiva de este apaleamiento a que estamos sometidos.
Claro, y como no hemos generado confianza la prima de riesgo por encima de los 400 puntos. La rentabilidad de la deuda para arriba, luego más dinero a pagar para que nos presten dinero. Para que nos presten dinero incluso los mismos bancos, en gran medida culpables de la crisis que nos machaca, y a los que hemos prestado cuando no regalado dinero público, es decir de todos los ciudadanos. Tiene narices, el banco central europeo les presta una millonada al 1% y ellos emplean ese dinero en comprar deuda al 3 o al 4 por ciento para un plazo igual al que les hemos prestado el dinero. Eso sí que es negocio redondo. Mientras tanto lo de prestar a la ciudadanía nada de nada.
Pues eso que a Bruselas no le bastan los recortes de Rajoy. Que el Draghi, presidente del BCE (Banco central Europeo) afirma que “los mercados esperan más reformas laborales”. Que el presidente de las Francias –nuestro “amigo”- en plena campaña electoral diciendo que no hay que votar a no sé quien sino no quieren que les pase como a los españolitos y a los griegos, etc. etc.
En definitiva que estamos más amenazados que un asno cuando agacha su hocico con el fin de rebañar unos brotes verdes en la orilla del camino en vez de continuar su camino transportando a su amo.
Últimamente he leído algunas veces mi artículo que hace algunas semanas titule “Grecia espejo roto”. Ojala no sea premonición del próximo devenir que nos espera.
Mientras tanto uno se siente insultado, apaleado y amenazado.
José Luis Ochoa