sábado, 30 de marzo de 2013

AGUR, ENRIQUE


AGUR, ENRIQUE

Supe de algunas de tus dudas. Te comuniqué con alguna frecuencia mis discrepancias. Nos intercambiamos en varias ocasiones nuestras coincidencias en la interpretación de los comportamientos habidos en el pasado por parte de tu Iglesia, a veces madre y con demasiada frecuencia madrasta y usurpadora  de voluntades adobadas de ignorancias, mientras hurgaba en el archivo parroquial para saber de mis antepasados. ¿Cuantas cosas se aprenden en los archivos, verdad, Enrique? Recuerdo mi última corta conversación contigo manifestándome la plena consciencia de tu situación física con tremenda serenidad. Ya todo esto se ha acabado.

Allí donde estés y con mis coincidencias y discrepancias, Agur Enrique, hasta siempre y descansa. Yo de momento seguiré escribiendo en mi blog. Tu, sospecho, que no lo podrás leer como acostumbrabas.

José Luis Ochoa