jueves, 2 de junio de 2011

DEMOCRACIA REAL

DEMOCRACIA REAL
Lo siento, amable seguidor de este blog. Digo esto, pues es posible que estés esperando estos días abrir el blog para leer alguna entrada nueva sobre pactos y demás zarandangas. Pues eso, que siento defraudarte porque el contenido de hoy va de eso, de democracia real, y no precisamente de pactos poselectorales.
Cuando comencé a poner en marcha este blog si algo me hizo, de manera especial, comprometerme con él, fue ese tufillo que me venía embriagando desde hacía demasiado tiempo (años diría yo) de que esta democracia de la que tan alegremente se presume no era tal, no era real.
Durante estas últimas semanas, de una u otra manera, en un foro u otro, he manifestado que la democracia no puede quedar reducida al voto emitido cada cuatro años para elegir a nuestros representantes. Si así fuese, pobre democracia, pobre ciudadano que se siente satisfecho con ese gesto, democrático por supuesto, pero que cada día, esta visto, aporta menos al devenir del quehacer político e incluso, como nos hayamos equivocado, tendremos que soportar la equivocación como espada de Dámocles lacerante sobre nuestras personas durante cuatro años por lo menos.
Ya han transcurrido ampliamente las dos semanas desde que el movimiento 15M apareció, aparentemente, como por arte de magia en las acampadas de las plazas de las ciudades de esta piel de toro que llamamos España y se extendió allende nuestras fronteras. Es posible que este movimiento de indignados 11M tenga los días contados en cuanto a su manifestación como acampada. Esperamos y deseamos que este posible final se produzca de manera civilizada como mayormente ha sido hasta ahora, exceptuando la “limpieza” de Barcelona. Pero sea cual sea el final lo que está claro es que no será el final del movimiento reivindicativo. No será el final del movimiento porque las causas que lo generaron no han desaparecido. Ha prendido la mecha y con más o menos fuerza, con más o menos rapidez, es muy posible que ya no se apague por mucho tiempo, que no se apague hasta que no desaparezca la causa por la que ha nacido el 11M. Sí, sí, bien digo la causa, pues para mí solamente hay una: que aquí y ahora no hay una democracia real, auténtica y de profundización constante.
En este momento desconozco con exactitud las conclusiones concretas a las que pueda llegarse como parcelas reivindicativas por parte del movimiento 11M. Pero, que hay que cambiar la ley electoral, por supuesto. Listas abiertas, por supuesto. Segundas vueltas como paso intermedio, pues también. Corruptos y sospechosos de corrupción fuera de las listas electorales, pues de cajón. Que ya vale de que la crisis la estemos pagando quienes no la hemos generado y que quienes sí la han generado se sigan forrando, etc., etc., totalmente de acuerdo. Que no queremos seguir pagando los mismos de siempre la rebaja del déficit de 9,4 puntos porcentuales la próxima década a la que España se ha comprometido a costa de reducir las prestaciones sanitarias entre otras, por supuesto. Que no queremos seguir manteniendo una cámara innecesaria como el senado y que nos cuesta 3.500 millones de euros al año, evidentemente. Que no queremos seguir pagando pensión vitalicia a diputados, etc., pues claro.  Que no queremos seguir teniendo más coches oficiales que Estados Unidos, de Perogrullo.
Se tenga la ideología que se tenga, se tenga la edad que se tenga, se viva donde se viva, si se es demócrata, si se cree en la democracia real y auténtica, convendremos en manifestar  que:  ” ya era hora”. Ya era hora de que una parte de la sociedad, a veces aparentemente dormida, clame por la democracia real.
Aunque se acabe el movimiento en acampada del 11M, está claro que la semilla de la conciencia del poder ciudadano está plantada y somos muchos los demócratas que estamos deseando germine. Estamos dispuestos a seguir aportando nuestra gota de agua para que la planta no se seque en espera de que un sol cada día más grande, más participativo y más nítido le haga crecer sin detenerse.
¿Qué cómo afecta esto de la democracia real a mi pueblo?. Pues ya lo veremos.
José Luis Ochoa