sábado, 10 de marzo de 2012

LA DINAMICA QUE NOS ESPERA

LA DINAMICA QUE NOS ESPERA
Los sindicatos mayoritarios de este país acaban de  convocar una huelga general para el próximo día 29 de los corrientes. Un día en el que, en esta tierra nuestra, coincidirán con la convocatoria ya hace días realizada por los sindicatos nacionalistas. Una huelga general contra la reforma laboral por considerarla, según dicen, la más regresiva de la democracia. Como era de esperar, apenas unos minutos más tarde, la Santamaría se despacha diciendo refiriéndose a la huelga convocada que cree “no es la solución a la grave situación del país” y que no es lo mejor para nuestra imagen hacía el exterior. Es posible que hasta tenga razón la vicepresidenta en cuanto que no es la solución, pero, evidentemente tampoco pensamos es la solución las medidas que se están tomando de recorte del gasto público destinado, entre otras cosas, a cubrir las necesidades básicas de la sociedad como son la educación, la sanidad, etc.
Las políticas de ajuste, de disciplina fiscal, etc. que se están implementando, desde nuestro punto de vista, tienen aspectos por los que nos resultan infumables. En primer lugar han sido impuestas en gran medida desde las instituciones europeas y más concretamente desde algunos determinados gobiernos fuertes de la zona euro, al gobierno de España. Exactamente igual, no nos engañemos, que a los griegos que de una u otra manera les han puesto como única alternativa, o euros con más recortes, más pobreza, menos estado de bienestar, etc. o más democracia pero en la bancarrota. Alternativa que plateada como única alternativa posible para solucionar sus problemas es una falacia como ha demostrado algún otro país actuando democráticamente decidiendo no pagar la deuda, cambiando el gobierno y llevando a los responsables del desaguisado ante los tribunales (para condenarles en función de sus responsabilidades, no como acontece en otros lares).
Emitir opinión sobre la convocatoria de la huelga para el próximo día 29 no es lo que más me importa en este momento. Pero manifiesto que tengo cierto morbo por ver si lo que más de uno sospechamos es así. Me estoy refiriendo a que pensamos que los sindicatos mayoritarios no controlan ya ese gran sector de trabajadores en precario, de contratos basura y de economía negra que no tienen de facto derecho a la huelga, están sufriendo en mayor medida la falta de escrúpulos de los empleadores de turno por la inacción de los gobiernos y a los que la contrarreforma laboral aún ha dejado más desamparados.
Con huelga o sin huelga, con toda la política de ajustes, reformas, recortes y sobre todo con recortes del gasto público sí tenemos claro hacia dónde vamos. Con menos dinero en circulación porque hay que cumplir con la sacrosanta reducción del déficit, con más impuestos directos lo cual supone menos dinero para el consumo, menos dinero para gastar, con más impuestos indirectos lo que supone subida de precios e igualmente menor consumo, con más paro por el descenso del consumo, con la incertidumbre entre los trabajadores que trabajan por temor a engrosar las listas del paro, con menos crédito porque todo se lo lleva la administración o el saneamiento de los bancos, estamos  avocados inexorablemente a una recesión cada día más difícil de atajar. Hágase lo que se quiera pero cada día está más claro que sólo con más dinero en circulación conseguiremos salir de esta, mientras no estemos por la labor de poner patas arriba todo el sistema que nos envuelve. O se da un giro en las políticas financieras y monetarias empujadas por un gran vendaval democrático o, dentro de pocos años, Europa serán Alemania y Francia, rodeados de países  pobres y de muy segundo orden y entre estos estaremos nosotros.
Es posible que esto sea lo que estén pretendiendo quienes día tras día nos están metiendo, tal vez sin que nos demos cuenta, en la vorágine de mentiras, medias verdades y silencios, contrario todo ello a una correcta dinámica democrática.
Es posible que estemos en vísperas, sino estamos ya  dentro de la fiesta, de la privatización de los servicios públicos, de la privatización de las propiedades públicas, de la privatización de las responsabilidades públicas, lo cual pensamos es un billete seguro hacía el infierno de la desesperación y de la destrucción económica incluso de las clases medias de este país.
Pensamos que hay dinero de sobra para cambiar los rumbos, pero el dinero que necesitamos para ello está en gran medida en los paraísos fiscales, en el robo de quienes defraudan impuestos masivamente, en lo que se ha dado en llamar economía sumergida, pero de momento los responsables políticos prefieren mirar hacia otro lado.
Es necesario pues demandar democráticamente más transparencia, menos mentiras y con huelgas o sin ellas hacer ver a quienes tienen la responsabilidad de gobernar, en el ámbito que sea, que no tienen ninguna patente de corso para hacer lo que les venga en gana.
De momento parece ser un tanto penosa la dinámica que nos espera.
José Luis Ochoa